Cuando
estuve de voluntariado en Cáritas el jueves, lo primero conocí a Carmen, la que
dirige los despachos y se encarga de recibir a las familias, así como ver lo
que necesitan y en que “nivel” de pobreza están. También conocí a Marta, que se
encargaba de doblar la ropa que llegaba y distribuirla para los distintos
sitios a los que va, ya sea la cárcel o para gente que lo necesite.
Esta
experiencia me ayudó a comprender que es lo que impulsa a la gente a hacer
voluntariado: la sonrisa de las personas cuando les cuentan lo que hacen y la
forma tan maravillosa de agradecerte ese detalle que tienes con ellos. También
conoces a esa gente que anda detrás de todo, pero que no necesitan darse a
conocer. En definitiva me encantó.
Fernando P.
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